Son tiempos de aprendizaje, es el momento de volver al niño interior, es hora de aprender de los más pequeños.
¿Dejamos de mirar hacia otro lado?
Hola? Psst, si, tú
Hace años que llevamos huyendo y escondiéndonos de nuestras emociones más relevantes y sostenedoras de toda la estructura de nuestras vidas actuales. No es solo “por que si” que se nos presentan constantemente señales, ¡a diario! apuntándonos directamente a donde no queremos mirar. Donde no queremos ir. Esa misma energía depositada en el gran esfuerzo que supone obviar esas verdades es la que nos mantiene en un constante balanceo emocional. La montaña rusa.
El tiempo sin ocupar se ha instaurado por obligación en algunas de nuestras vidas. “Diversión en tiempos de Pandemia”. ¿Os apetece un viaje?
Ahora que hasta eso se ha convertido en una consecuencia de la situación actual y no podemos “viajar” (hablando desde el punto meramente físico de desplazarse por el espacio-tiempo) hagámoslo a través de un viaje hacia la verdad de cada uno de nosotros. El verdadero y único viaje.
Haciendo las maletas
Todo “viaje” necesita una preparación: las maletas, una planificación, aunque sea una intención de moverse. El Viaje que proponemos también necesita algo que no nos podemos olvidar así que, vamos a buscarlo. Necesitamos leer estas palabras para empezar a sumergirnos. Respiremos cinco veces con los ojos cerrados y con toda la atención en las respiraciones. Vamos. Esperamos.
Si todavía no lo hemos hecho nos perderemos la intención y voluntad de hacerlo, que es muy importante. Así que vamos a ello por favor.
Bien, ahora recuperemos cualquier momento , un momento que aparezca cerrando los ojos. Ahora respiremos cinco veces más con los ojos cerrados pero la atención se va a enfocar de la misma manera que lo hicimos con la respiración directamente en esa emoción.
Vamos. Esperamos.
Si todavía no lo hemos hecho nos perderemos la intención y voluntad de hacerlo, que es muy importante. Así que vamos a ello por favor.
A las princesas de Disney no se les permitía hasta la llegada Frozen sentirse ni expresarse libremente. Se les imponía como tenían que ser, lo que les tenía que gustar y lo que no. Es decir, un modelo maltratante
MARTINA GONZÁLEZ VEIGA sobre Frozen
Después hablará el Sombrero Loco sobre algún tema.
Volvamos a ese momento que ha aparecido sin venir a cuento. No lo juzguemos y ahora vamos a centrarnos en la emoción que nos ha producido y tampoco la juzguemos. Tampoco tiene porque ser la que nos haya producido ese momento. Si lo eliges quédatelo y si no vayamos a esa sensación, ese amor, esa gran debilidad de nuestros compañeros de nuestra vida: los niños, nuestros hijos, los hijos de nuestros amigos, nuestro niño interior, porque estar, está… ¿Que ha pasado?
¿Que nos está pasando? ¿Quién nos ha dado esta gran responsabilidad? ¿Ha sido un instinto? ¿Ha sido una emoción? ¿Ha sido pura física quántica y todo lo que todas las teorías creadas por la mente humana gracias a la observación del TODO a través de un unos pequeños receptores sensoriales creados para subsistir físicamente en un planeta Tierra y lo que todas sus características necesitan para que un cuerpo sobreviva en este entorno determinado ? ¿Es posible que se nos haya capado y limitado fisicamente la capacidad de viajar hacia fuera? pero, si somos parte de ello, ¿por que tanto empeño en ir en esa dirección? Sería injusto que perteneciendo a todo no se nos otorgue el privilegio de Viajar.
Vale, suficiente. Ahora lo que es suficiente es el hecho de que haya un emisor y un receptor, eso ya es suficiente. Ahora, esa emoción a la que recurríamos para emprender este Viaje es muy parecida a la de todos, casualmente a la que todos tenemos. Bien, supongamos que es la misma. Separados ahora de esa limitación física hemos dado un pequeño paso hacia algo que todos, aún estando separados fisicamente, está presente.
Simplemente está.
Ups! Parece ser que…
Puede ser que alguien se haya querido quedar atrás. Que lástima, en este plano físico tenemos un elemento que no perdona para nadie: El Tiempo.
“Qué pasó, Tiempo. ¿No lo curabas todo?”
Sombrerero Loco
Y Sombrerero loco le dijo un día a Alicia:
“¿Cómo sabes que yo estoy loca? Sombrerero: Tienes que estarlo, o no habrías venido aquí”
¿Y si se estaba refiriendo a esa zona donde existe un infinito que la cabeza no es capaz de entender o asumir o tan ni siquiera imaginar (y eso que la imaginación se supone que no tiene límites, ah! perdón que si, que si, que los tiene… además siendo creación de nuestras neuronitas… en fin, ¿que podemos esperar?)?
Bueno, mejor negar que existe y seguir nadando. Pues no. Eso ya no vale.
Pero Si, si sabemos que existe. Si lo sabemos, y bien. Quizás estemos nadando a contracorriente sin saberlo y por eso cuesta tanto. Si el rio fluye hacia abajo… la resistencia no la pone el agua, ni la pendiente. Quizás la ponen las piedras, alguna rama. De vez en cuando uno se agarra un rato a una piedra, incluso la usamos para impulsarnos de nuevo para bracear a contracorriente pero la corriente sigue, y sigue. No para, nunca para. A lo mejor la próxima sequía es dentro de unas cientas generaciones posteriores. O a lo mejor ya se está secando y vamos justos. Lo curioso de verdad es que el agua se para, si, en el momento que no ofrecemos resistencia y nos unimos a ella, el agua deja de ofrecer resistencia.
La sensación de dejar que el rio empuje y ponerse boca arriba… disfrutar de esa sensación. Podríamos cerrar los ojos un rato más y quedarnos un rato aquí.
Pero bueno, en la bajada como en la vida nos encontraremos de todo. Incluso aparecen algunos como los salmones que nadan rio arriba a por todas con una soltura impresionante, claro que los obstáculos ya no son ramitas ni piedras, son nada más y nada menos que ¡Osos!
Bueno hay que reconocer que si llegan arriba tienen sus crias y que aportan una cantidad considerable de Omega 3 y grandes nutrientes. Pero allí se quedan sus crías haciendo lo que se hace cuando se es niña/o: dejarse deslizar por el tobogán del rio y haciendo lo que en algún momento hicieron sus predecesores. Un círculo sin fin. Ah, vale ¡por eso nos quedamos impresionados por lo bien que nadaban rio arriba!¡Han nacido para hacer eso! 🙂
La verdad que tenemos suerte que lo vemos desde un punto de vista externo y desde siempre hemos percibido que tenía poco sentido hacer eso. Exactamente el mismo que tenia la vida de un Salmón. Pero si, si que ha hecho su grandísima aportación a un ciclo de vida física.
Desde que llegamos al mundo despertamos algo en alguien que hubiese dado, daría o ha dado la vida por nosotros, y casualmente es la misma sensación, exactamente la misma que la que tenemos por nuestros pequeños seres amados. Nuestros pequeños maestros de la casa.
Bien, ya hemos saltado un gran escalón. Nuestra vida ya les corresponde, y más allá de la parte física que la vida realiza por subsistir. Si, aún más allá, a través de ese sentimiento conjunto, unificado y no físico es el por el cual nos vamos a sumerger aún un poco más.
¿Pero hay más? ¿Existe algo más allá y grandioso que ese sentimiento tan incondicional? Si no es físico pero si unificado, verdadero, entoces ¿ Qué es eso ? Es más, ¿cómo se ha creado?
Siguiendo con el Sombrero Loco
“¿Sabes cuál es el problema de este mundo? Todos quieren una solución mágica a los problemas, pero todos rehúsan creer en la magia”
Sombrerero Loco
“¿Te acuerdas cuando querías ser mayor para hacer lo que quisieras? ¿Qué pasó con eso?”
Sombrerero Loco
Seguiremos en este viaje donde de alguna manera el punto de destino está. De nosotros depende ir y ahorrar tiempo. De algo así, aparentemente tan simple, depende el legado físico y emocional que construyen las bases de nuestros pequeños.
Y como decía un famoso cantautor: “Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio”
“A veces, para siempre es sólo un segundo”
Sombrerero Loco
Hasta pronto.